En buenas manos

Dr. Bartolomé Beltrán 
Onda Cero

¿En qué consiste el programa galardonado?

El programa “En buenas manos” integra un conjunto de informaciones adecuadas sobre los procesos cardiovasculares para que los oyentes con sus preguntas, el especialista con sus respuestas y el conductor del programa adecuen una oferta parecidas a las gastronómicas pero radiofónica. Nosotros de cualquier tema hacemos una ensalada y no cargamos nunca las tintas en ninguno de los ingredientes porque de lo que disfruta el conductor es de articular el permanente equilibrio inestable de la información.

¿Cómo surgió la idea de hacerlo?

La medicina genera noticias de manera silenciosa en el espacio oculto del cuerpo, en la relación médico-paciente y en los centros asistenciales, médicos o quirúrgicos. Nosotros estamos en condiciones de aportar curiosidades de una enfermedad que inquieta al oyente, divierte al especialista porque favorece la erudición y da solvencia a la patología básica que tratamos. Este es el caso que ocurre cuando hacemos, la diabetes, la hipertensión, los reumatismos o el colesterol. La diferencia nuestra está en cómo lo pintamos, en el diseño, en el ritmo, en la música, en fin, en la marca, ONDA CERO, En Buenas Manos. Asimismo, me gustaría subrayar que los técnicos de la radio y el equipo de producción forman parte de este trabajo bien hecho y que ellos entienden mi manera de dirigir como algo que forma parte también de su entusiasmo y de su profesionalidad. 

¿Cuáles son los principales objetivos?

Informar, formar y entretener pero, sobre todo, poder enfrentar el conocimiento científico de los expertos a las demandas que nos hacen los oyentes-pacientes al programa. Lo importante de la medicina en la radio es que debe ser informativa envuelta en un celofán de entretenimiento y que los que se cuente interese a los oyentes que te escuchan. Otro aspecto que cuidamos es hacer de un problema más particular, por ejemplo la tensión alta, un asunto más global dentro del organismo de cada cual y más global en la inquietud de los oyentes para que de esa manera transformemos lo particular en general. La radio es la vida y hay que integrar la patología, la enfermedad o la información en el contexto de la vida. 

¿En qué medida contribuye este programa a mejorar la salud de la población, el principal objetivo de la Fundación Pfizer?

En que propicia la esperanza de que las cosas tienen solución. En la Fundación se preocupan de una manera tradicional por los pacientes, lo que demuestra que tenemos el mismo público objetivo, con la ventaja de que nosotros tenemos muchos oyentes sanos que comparten la vida con una audiencia enferma. La materia prima es la enfermedad y la manera de que no ocurra es tratar su prevención. Nosotros y la Fundación cerramos el círculo maravilloso de la salud. En Pfizer fabrican medicamentos y por eso investigan. Nosotros usamos a los médicos para convertirles en portavoces de criterios y protocolos clínicos. En realidad trabajamos en lo mismo porque para trasladar a los médicos la investigación que hace Pfizer también se necesita comunicación. Es una cadena que no se puede parar porque en ella está el progreso, el conocimiento, la prevención, la esperanza y el futuro. La medicina es poliédrica, la radio también y la Fundación Pfizer cumple con esa finalidad en su acta fundacional. En mis programas de radio he mantenido cada cierto tiempo sloganes filosóficos. Al principio, en los años 80 usaba éste.- "La fuerza y vitalidad de un país se mide por la salud de sus habitantes", en realidad era una frase de John Fitzgerald Kennedy en su Mensaje al Congreso de 1963. En los noventa me gustaba aquella de Claude Bernard que dice "La ciencia debe siempre explicar la vaguedad y complejidad mediante ideas más claras y más sencillas". Y ahora me gusta mucho en mis programas de radio y televisión de que "La salud es nuestra primera libertad", y me tienen que perdonar, pero ésta frase es mía. Lo siento.  

¿Qué ha supuesto para usted recibir este Premio de Radio?

El sueño de una ilusión cumplida. Me fijé objetivos como hago cada año con mi carrera en todos los ámbitos en los que trabajo. Anoté con mi equipo esta ilusión y al cumplirla me ha dado cierta vergüenza humana pues me he acordado de aquellas personas a las que no le salen bien las cosas. Antes, cuando era más joven, no notaba éstos matices y ahora, sin embargo, soy muy sensible a las adversidades de los demás. Desde que el director de la Fundación Pfizer, Francisco J. García Pascual me comunicó el premio me dí cuenta de que ahora también tengo una responsabilidad añadida para entender mejor a la Fundación Pfizer que ya siempre estará en mi corazón y en mi biografía, porque somos eso curriculum y corazón, trabajo y emociones, esfuerzo y pasión.